No existe una sola prueba que por sí sola pueda confirmar o descartar la esclerosis múltiple. El diagnóstico se confirma con los resultados de varios exámenes.
Los métodos diagnósticos incluyen
Examen neurológico
Uno de los procedimientos de valoración básico para la esclerosis múltiple es el examen neurológico. En este el médico examina al paciente y evalúa:
● Fuerza muscular
● Habilidades motoras finas, es decir, la coordinación y la capacidad de hacer movimientos precisos usando músculos pequeños de las muñecas, manos y dedos
● Coordinación
● Sensibilidad
● Tensión, rigidez o contracción muscular
● Reflejos musculares
● Capacidad de caminar o si el paciente necesita ayuda
● Uso de apoyos para caminar (caminador, bastón, etc.)
● El paciente se encuentra en una silla de ruedas o en cama
● Autosuficiencia en la realización de tareas de autocuidado (aseo personal, alimentación, entre otras)
● Capacidad para comunicarse de forma clara y efectiva
● El paciente puede tragar sin dificultad
Este examen neurológico básico, de fácil realización, junto con la información proporcionada por el paciente, puede aportar valiosos indicios de la presencia de esclerosis múltiple.
Imágenes de resonancia magnética
La resonancia magnética es un procedimiento de imagen médica no invasiva que se utiliza para el diagnóstico de varias enfermedades, incluyendo la esclerosis múltiple. En esta se busca identificar lesiones en el cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal que pueden indicar la presencia de la enfermedad.
La resonancia magnética se realiza en una sala especial de la siguiente manera:
Antes de comenzar la prueba
Se debe retirar cualquier objeto metálico como joyas o relojes porque pueden interferir con la imagen, además de cambiar la ropa por una bata del hospital.
Dentro de la sala de resonancia
Se debe acostar en una camilla especial que se desliza hacia dentro del escáner con forma de túnel.
Durante la prueba
Es normal que se escuchen ruidos fuertes y repetitivos. Mantener la calma y estar quieto es de suma importancia, ya que la quietud ayuda a obtener mejores imágenes.
Terminada la prueba
La camilla se desliza fuera del escáner. Después, se podrá cambiar la bata por la ropa y se hará entrega de los objetos metálicos que se hayan retirado al inicio de la prueba.
Consideraciones para tener en cuenta
Examen de creatinina
Antes de la prueba se debe contar con un examen de creatinina con vigencia de un mes.
Disponibilidad
Se debe contar con al menos una hora de disponibilidad. Esto puede variar según la parte del cuerpo que se esté estudiando, si se escanea solo cerebro la duración será de una hora; en caso de escanear neuroeje (cerebro, médula espinal y tronco cerebral) serán en total tres horas.
Anestesia
La resonancia magnética no requiere anestesia al ser una prueba no invasiva y no causante de dolor. Sin embargo, algunas personas pueden sentir ansiedad, claustrofobia o dificultad para quedarse quietos, por lo que se puede considerar el uso de sedantes o anestesia para ayudar a estar quietos durante la prueba.
Sedantes o anestesia
En caso del uso de sedantes o anestesia se debe tener en cuenta los efectos secundarios comunes de estos medicamentos, los cuales incluyen: mareo, náuseas, somnolencia y dolor de cabeza. En casos graves, la anestesia puede causar problemas respiratorios o cardíacos durante la prueba.
Informe al médico
Se debe informar al médico sobre cualquier implante o dispositivo médico debido al riesgo de interacción con el escáner, problemas de salud, cirugías recientes, alergias y estado o sospecha de embarazo.
Uso de agente de contraste
En caso de ser requerido se puede hacer uso de un agente de contraste. Esta sustancia será administrada mediante una inyección intravenosa antes o durante la prueba y ayuda a que algunas partes del cuerpo a escanear se vean más claras. En este caso, puede que se solicite no ingerir ningún alimento cuatro horas antes de la prueba. Una vez finalizado el proceso es importante beber mucha agua para ayudar a eliminar el agente de contraste mediante la orina.
Síntomas de alerta
En caso de presentar náuseas, mareos o enrojecimiento se debe informar inmediatamente al médico.
Estudio del líquido cefalorraquídeo
El líquido cefalorraquídeo es el líquido que rodea al cerebro y la médula espinal. Este se obtiene a través de una punción lumbar, procedimiento en el cual se introduce una aguja en el espacio que hay entre dos huesos de la columna vertebral en la zona lumbar, esto es, en la parte baja de la espalda.
El examen se realiza con el fin de identificar la presencia de inflamación o bandas oligoclonales. Estas últimas son de interés para el diagnóstico de esclerosis múltiple.
Para el día del examen se recomienda:
● Consumir una dieta ligera
● Evitar el consumo de café, alcohol, energizantes y otras sustancias excitantes
● Acudir al procedimiento con todos los exámenes de laboratorio tomados previamente durante el proceso de diagnóstico.
● Asistir con un acompañante
● Disponer de al menos dos horas, para estar en reposo después del procedimiento.
Después del procedimiento se pueden presentar síntomas como:
● Dolor de cabeza
● Dolor en la espalda
● Sangrado en el sitio de la punción
Si alguno de los síntomas es muy fuerte o persistente, debe consultar al médico.
El médico tratante podrá prescribir analgésicos luego de la punción.
Potenciales evocados
Este examen consiste en valorar la respuesta cerebral ante un estímulo visual, auditivo o sensorial. Es uno de los métodos diagnósticos más especializados donde mediante estímulos al sistema nervioso se registra el tiempo que tarda el cerebro en generar una respuesta, siendo una conducción lenta un posible indicativo de esclerosis múltiple. El resultado de los potenciales evocados también está vinculado con el grado de discapacidad y también con el nivel de respuesta al tratamiento, de manera que sirve para evaluar cómo está evolucionando la esclerosis múltiple a lo largo del tiempo.
Los órganos sensoriales son estimulados individualmente, por ejemplo:
Los potenciales evocados visuales
son una prueba muy sensible y permite detectar la presencia de lesiones en el nervio óptico. En esta, se coloca al paciente frente a una pantalla con cuadros negros y blancos similares a un tablero de ajedrez.
Los potenciales evocados auditivos
por otra parte, evalúan la respuesta provocada por estímulos auditivos como tonos o ruidos de diferentes intensidades. Sin embargo, son considerados los potenciales menos sensibles en la detección de la esclerosis múltiple.
Los potenciales evocados somatosensoriales
evalúan la funcionalidad de los nervios en brazos y piernas, así como alteraciones que se puedan presentar como adormecimiento de las extremidades. Esta prueba, junto a los potenciales visuales, son los más útiles para el diagnóstico de esclerosis múltiple.
Forma de realizar los potenciales evocados
La forma de realizar los potenciales evocados depende de la vía sensorial que se quiere evaluar (visual, auditiva, somatosensorial). En casi todos se colocarán unos electrodos de registro en el cuero cabelludo, estos pueden ser superficiales, pegados con una pasta conductora o agujas muy finas que se colocan debajo de la piel. Dependiendo del tipo de potencial, también se pueden poner electrodos en otros puntos del cuerpo como las muñecas y las rodillas, como en los potenciales somatosensoriales aplicando estímulos eléctricos leves.
Los potenciales evocados no requieren de una preparación previa, ya que es un método no invasivo de diagnóstico con una duración de 30 a 90 minutos y no requerirá de cuidados específicos después de su realización.
En pocas palabras, para realizar el diagnóstico de esclerosis múltiple es necesario primero excluir otras posibles causas de los síntomas neurológicos que se presentan. Este proceso puede ser rápido para algunos pacientes, pero en otros casos puede llevar mucho más tiempo y a veces llega a ser necesario repetir las pruebas para llegar al diagnóstico real. Es por esto que es importante que si presentan síntomas neurológicos se debe acudir al centro médico para identificar la causa lo más pronto posible y de esta manera iniciar el proceso de adaptación y tratamiento para reducir los daños neurológicos y con esto, disminuir el progreso de la enfermedad.